Una historia que viene de lejos

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El origen

Hacia 1950, Joan Blanch, nuestro padre, empezó a dedicarse al cultivo de huerta en una finca que tenía en el Pla de Tamarit, impulsado por nuestra madre, Paquita Guasch, que venía de una familia de Valles que también se dedicaba a la agricultura. A raíz de esto y de la relación con el pueblo pionero de las calçotades, al cabo de unos diez años empezamos a cultivar calçots por consumo propio, ya que en Altafulla todavía no se conocía.

En 1978, Jordi y Joan Albert Blanch, hijos de Joan, ya nos dedicábamos al cultivo de hortalizas junto a nuestro padre. La hectárea de cultivo de regadío en la que habíamos trabajado hasta el momento, se nos quedó pequeña y decidimos arrendar la finca La Fasina de Altafulla, de 3’5 hectáreas de terreno. Fue entonces cuando pusimos el primer riego de aspersión.

Aproximadamente diez años después, debido a la presión urbanística dejamos la finca La Fasina y reconvertimos La Rasa, nuestra actual finca, poniendo un pozo y cambiando así, el cultivo de viña por el de regadío.

Producción propia

Es un sistema de producción de hortalizas basado en el respeto por la salud humana y el medio ambiente. Para combatir las plagas y hacer un uso mínimo de pesticidas, utilizamos insectos y fauna auxiliar, los cuales invernan en una flor llamada caléndula que se planta en los márgenes de los caminos.

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